Dos personas que comparten. No tiene que haber hijos, ni tampoco padre… eso es familia para mí. Dos personas que se quieren y pelean, que discuten y se aman: una familia es comunicativa.Cuando tenía 13 años y estaba en séptimo grado vi un especial en televisión, era un reportaje sobre lesbianas. Empecé a relacionar lo que veía con lo que pasaba en mi casa. Así comencé a darme cuenta que mi mamá era lesbiana y que Sonia, que vivía con nosotras, era su compañera. Ellas se demostraban afecto enfrente de mí, así que no era algo extraño.
¿Mi niñez fue divertida? Hacíamos muchas cosas: salíamos a los parques, veíamos obras de teatro, etc.… Yo disfrutaba bastante y me agradaba estar con Sonia.
Si en la escuela había que dibujar o hablar de la composición familiar yo mencionaba a mi mamá y a mí. Sin embargo, tengo una amiga que incluyó a Sonia, a mami y a mí como parte de su familia. Su maestra mandó buscar a su mamá.
Una vez una amiga me preguntó si mi mamá vivía con otra mujer. Yo contesté que no porque la pregunta me pareció mal intencionada. Cuando me preguntaban que quien era Sonia yo les contestaba que era mi tía.
Yo había escuchado las atrocidades que decían de los homosexuales y las lesbianas, y para entrar en el grupo contestaba igual. Creo que me sentía presionada.
A veces me tenía que ausentar de la escuela pues me tenía que ir con mi mami a su trabajo. Por esa razón el trabajador social de la escuela me llamó y me preguntó cómo me trataba mi familia, si me maltrataban, qué cosas pasaban en mi casa, con quién vivíamos, cuántos cuartos había y quién dormía donde. Le dije que yo estaba bien y que en mi casa había dos cuartos, en uno dormía yo y en otro mi mamá y Sonia. Me preguntó si ella era mi tía y yo le respondí que sí. También mi mamá habló con él y a ella si le dio mucho coraje.
No le dije a mami o a su compañera que yo sabía de su relación. Yo casi nunca digo lo que pienso. Todo estaba normal, la pasábamos bien y me agradaba que estuviera Sonia. No era necesario hablar. Cuando yo tenía 16 años mi mamá se acercó para saber si me molestaba que se reunieran algunas mujeres para organizar una actividad. Me preguntó que si sabía lo que eran Lesbianas. “¿Lesbianas? Nooo” le contesté con sarcasmo. Le dije que me daba igual, que no me importaba.
Ya en mi último año de escuela superior expresaba lo que pensaba y sentía cuando se hablaba del tema del homosexualismo y lesbianismo, ya no me quedaba callada, si me preguntaban quien era Sonia les decía que era la compañera de mi mamá.
Mi crianza influyo en mi forma de ser, más por la mentalidad de ellas que porque sean mujeres. El haber crecido con una pareja de lesbianas no tiene que ver con la definición de mi sexualidad.
Cuando ellas se separaron sentí miedo de no volver a ver a Sonia, de no volver a compartir con ella porque no éramos familia de sangre. Eso fue al principio, ahora me siento cómoda compartiendo con ellas.A los padres homosexuales y a las madres lesbianas les diría que les hablen a sus hijos desde la niñez antes de que llegue a la adolescencia, que es cuando se crean tantos prejuicios. Si creces pensando que no está mal, vas a estar cómodo. Hay que demostrar que no es malo. Si se me acercara un hijo o una hija quizá les hablaría de mi experiencia y les diría que está bien si pueden compartir con su papá o su mamá y su pareja.
Mi familia es igual a todas, pero con la diferencia de que no hay papá. Ahora describo mi composición familiar incluyendo a mami, a Sonia, a su nueva compañera y a mí.
Brenda
Entrevista publicada en Salpafuera.
